martes, 1 de noviembre de 2011

Demasiado bonito para ser verdad

 "Tócala otra vez, Sam", decían en Casablanca. Esa melodía que nos llevara a aquellos tiempos pasados pero no tan lejanos como nos lo quieren hacer parecer. Necios sean aquellos que no quieran ver que hubo un tiempo en el que me hablabas, en el que eramos uña y carne, aquellos tiempos en los que me llevabas a bailar, esas noches interminables, esos días fugaces y todos esos momentos en los que me hiciste creer que no ibas a cambiar, que todo se iba a quedar así para siempre, y que, como tú, nadie más iba a cambiar nunca, que todo iba a quedar tan bonito como era. Craso error creer eso, necio fui por creerte, a ti y a todos.
 Trato de plasmar esto lo más bonito y real que mis manos me permiten, pero no siempre es fácil, cuando tus manos dibujan sobre las teclas un lienzo en el que todo era bonito, un cuadro perfecto pintado con las mejores pinturas y con las mejores manos tu cerebro te recuerda que tus manos te engañan, que todo el mundo te ha engañado, que todo era demasiado bonito para ser verdad, que tuviste que tropezarte y abrir los ojos en el suelo para ver que se alejaba, que todo se alejaba mientras tu caías, mientras la música seguía sonando, ella y todos te dejaban con esos sentimientos que ahora se recuerdan e incluso han vuelto para volver a patearte como el más rastrero de los matones para volver a tirarte al suelo, con esa melodía agonizante que ralentiza tu golpe contra el suelo y ese grito vacío que nadie ha escuchado, nadie escucha ni nadie escuchará jamás, ese grito que reclama lo que es tuyo, o lo que tu creías que era, ese grito que proclama a los cuatro vientos que vuelvas, que tú no eras así, esos gritos con los que no quieres escuchar a nadie más, solo a ti mismo, a esos pensamientos que hacen que la música sea mera acompañante.
 Como dijo Sam, toquemos un bis. Toquemos un bis por todas esas personas que prometían el cielo y el infierno, por todas esas personas que te hacían irte a tu casa con la mayor de las sonrisas por haber pasado el mejor día de tu vida, por todas esas personas que ahora no son más que nubes en el cielo, que ahora no son más que granos de arena que se mueven con el viento, con la corriente y que con cada soplo de viento cambian de rumbo y te golpean la cara para atravesarte y seguir su camino con los demás granos de arena que hacen lo mismo con cada persona que permanece con los pies clavados en el suelo sin moverse. Hacen lo mismo con cada persona que su corazón le impide ser un simple grano de arena, que su corazón le pide y le obliga a plantarse y no moverse con la corriente, a quedarse con esa gente que no se ve, pero se supone que existe, por el bien de la humanidad, espero que existan.
 Me prometiste el cielo, pero acabaste en el infierno. Te doy las gracias por ser como fuiste conmigo, pero ahora esas gracias no van a llevar a nada, ni siquiera al más triste recuerdo de ti, porque te encargaste de borrarlos y pintarlos de colores feos. Con tu autodestrucción conllevaste a mi posterior enfermedad, enfermo de amor, pero hasta tú misma me diste la vacuna, el olvido.
 Buena suerte con tu vida, si es que se le puede llamar así...
 Bienaventurados sean los fieles al culto de su propia personalidad.  




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