miércoles, 24 de agosto de 2011

Paseos que cambian la mentalidad de las personas.

 Mientras andaba por la orilla mi mente esbozaba suavemente como y el qué iba a escribir aqui dentro. Pero ahora que me he puesto no me salen las expresiones. Será la música, será la arena, será el agua, será aquella chica que dibuja sentada en la arena ... puede ser cualquier cosa.
 Una tarde casi noche normal, como todas. Una playa, un anochecer, gente haciendo deporte, dibujando, parejas viviendo momentos románticos, niños que apuran sus últimas horas de baño, gente que camina/corre de un lado para otro de la playa ... en definición, un paraíso al alcance de muchos. Pero hay algo que nunca antes había vivido antes estos momentos que al parecer estaban al alcance de su propia nariz. Un chico con su fiel amigo de la mano y una mochila a la espalda. Camina descalzo por la orilla, más adentro que cualquiera de los que pasean o corren, el agua le llega casi por las rodillas, va con la cabeza alta y parece que anda al compás de un ritmo lento de guitarra. Sí, definitivamente anda al compás de una guitarra y de la voz de alguien, que le canta suavemente al oído. Va acompañado del más fiel de sus amigos, su balón de baloncesto, cuantos momentos habrá pasado con él, se conocen ya desde hace 6 años, como pasa el tiempo. Una suave voz le canta al oído al ritmo que debe ir, es un ritmo relajado y pausado, como su vida. A la vez que anda ve pasar gente a su lado, ve gente en la arena, pasa delante de una solitaria chica que dibuja algo, le entran unas ganas terribles de sentarse a su lado y conocerla pero ni tiene el valor ni la chica querría saber nada de él. Admira a la gente que dibuja, sobre todo al atardecer o en momentos de calma como esos. También admira a la gente con la fuerza de voluntad de correr por la playa, cosa que él siempre ha querido hacer, pero es muy muy muy vago, demasiado vago.
 Al ritmo que anda va pensando en sus cosas, en como pasa el tiempo, casi al ritmo que pasa la gente corriendo, en sus cosas del pasado, en lo bien que se siente ahora mismo, en esa chica que dibuja, en esa familia que se lo pasa de cine con el mar para ellos solos, piensa en él mismo, en que parece que las canciones de su blackberry se ajustan al momento, relajadas, suaves, increíbles ... también va maquinando en su mente como va a escribir este momento en su blog ... piensa en lo bonita que queda una canción con guitarra y/o piano y una simple voz, masculina o femenina ... piensa en repetir estos momentos siempre que pueda.
 Y entre pensamiento y pensamiento se da cuenta de que casi se pasa de sitio, hay que subir. Se lava los pies de la arena y se sienta en el banco mientras deja a su amigo a su lado y va sacando sus chanclas. Se sienta mientras de lejos se escuchan a los abuelos y abuelas charlar sobre sus cosas, chismeando como buen abuelo, ellos al menos tienen la suerte de haber llegado hasta ahí, la experiencia es un grado.
Se acaba la canción y es hora de irse, tan bonito momento merecía ser escrito, viaje de vuelta, ducha caliente, escribir y a dormir, que mañana será otro día.
Buenas noches, sueña bonito, quienquiera que seas y la vida merece ser vivida, pero a su debido tiempo, sin prisa pero sin pausa. Relájate.


2 comentarios:

  1. Siempre me encantan tus finales, J.
    Asombroso :3

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  2. Oh, toda historia merece un buen final, H.
    Asombrosa eres tu :3

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