jueves, 30 de septiembre de 2010

Un gran grito por la humanidad.

 ¡AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH! Jack grita, Jack K. Jackson, el que ya no es príncipe de los muertos grita como nunca ha gritado en su corta vida de adolescente muerto. Sus pulmones se hinchan, se llenan de aire para proferir el mayor de los gritos jamás oídos, se le rasgan los tímpanos, se va quedando sin aire, abre los brazos, sigue gritando, allí, él solo en la proa del barco, del Perséfone, él está solo, más solo que nunca, está en medio de la nada, dónde nada ni nadie puede oírle gritar, pasa 1 minuto y Jack sigue gritando, sus tímpanos se rasgan poco a poco, él solo quiere seguir gritando, siente como se vacía, siente como toda la mierda que ha conservado dentro, sale hacia su exterior, a través de sus cuerdas vocales. Siente como todos sus músculos se tensan al unísono, unos se montan sobre otros, se vuelven a desmontar, sus venas se marcan más que nunca ...
 Un gran dolor inunda todo su cuerpo, siente como si la cabeza le fuera a estallar ... Y Jack se desvanece. Se despertará, pero el gran Jack se ha vaciado, ha echado para fuera todo lo que tenía que echar, ahora empezará otra vida en su nuevo mundo de vivos. No sabe como le irá, pero por el momento ha borrado todo. Así es Jack. Le encanta vaciarse y volverse a llenar.

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