sábado, 2 de octubre de 2010

Es solo un reflejo de mi pensamiento.

 Una gota cae por mi mejilla, no lloro. Solo diluvia. Sentado en esa triste y mohosa roca apoyando mi maltrecha espalda contra aquel viejo árbol. Mi pelo se moja, cae sobre mi frente, estoy lleno de agua por todos lados. Pero ... me da exactamente igual. Miro al frente, arriba, lejos ... Muy lejos. Lejos, allá donde van mis pensamientos, lejos de ese lugar. Sigue diluviando y yo sigo allí sentado, solo los árboles, el barro, las piedras, ese viejo pozo, aquellos manzanos y ese triste joven allí sentado. Me venían pensamientos fugaces, ninguno se quedaba, hasta que mis pensamientos llegaron a ella. "Como no haber amado esos grandes ojos fijos" ...
  Maldito poema, no sale de mi cabeza. Mi alma no quiere que salga, le hace pensar, a ella, a mi alma.
 Vuelve a deslizarse por mi mejilla otra gota ... esta vez no estoy muy seguro si viene de arriba o viene de dentro. Mirando ... solo centrandose en mirar aquel árbol, a lo lejos ... muy a lo lejos. Oigo la lluvia caer, miro las nubes grises, el cielo encapotado ... y aquel árbol. No sé que tenía ese árbol pero era ... maravillosamente distinto. Quizá porque estuviera solo en un terreno sin árboles, quizá por su verdosidad, quizá porque ... estaba ella, allí, apoyada en su tronco. Se levanta y viene hacia mí ... pero ella no está mojada ni sucia, justo al contrario de como me encuentro yo ... mojado, sucio ... muy mojado. Aún no sé porque se me ocurrió quitarme la camisa, quitarme el abrigo. Dejarme llevar, caminar hacia ella a la vez que ella caminaba hacia mí, otra vez ese vestido blanco ... siempre lo lleva. Siempre la veo ... y creo que no dejaré de verla. Pero ella mientras tanto, se sigue acercando ... yo me paro. Yo, desnudo de cintura para arriba, mojado, calado hasta los huesos. Ella viene ... yo estoy nervioso. Se acerca, estamos juntos ... estamos pegados, mojados, y pegados.
Pero ... ella no es real, la lluvia si lo era, yo no estaba desnudo, tenia todo puesto. Ella se fue con un trueno, pero siempre me quedará ese trueno. Ese vestido blanco ... que desaparece y aparece como un trueno.
No ha parado de llover, y allí me veo yo. Con la cara desencajada y ... he estado llorando, seguramente haya sido durante el ... "sueño". Sigue lloviendo ... sigo calado hasta los huesos pero, sorprendentemente, estoy a gusto. Me gusta mojarme, el agua se me mete dentro de los ojos, mojado ... solo pero ... a gusto. Recordando a la niña del trueno, curioso ... a esa niña la veo cada dia entrar por la puerta de mi clase. Y ... no sale de mi cabeza.
  Está lloviendo, miro por la ventana ... la veo a ella. No, no está lloviendo, solo es un reflejo de mi pensamiento ...

Aunque este sea el último dolor que ella me causa ... y estas las ultimas líneas que yo le escribo.

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