viernes, 1 de octubre de 2010

Soñador de pesadillas.

 La noche está estrellada, y ella no está conmigo. A lo lejos, alguien canta ... a lo lejos. Mi alma no se contenta con apenas haberla conocido. Mi mirada la busca, porque ella no está conmigo. Sus ojos infinitos, sus preciosos ojos ...
Puedo, esta noche, escribir la entrada más triste jamás escrita. El viento de la noche gira y canta. Pero yo no lo oigo. En las noches como esta, es cuando sueño. Sueño con ella ... sueño que vivimos un romance de película, pero que luego vuelve a la triste realidad, y me doy cuenta de que los sueños son dulces momentos que intentamos convertir en dulces realidades, pero solo se convierten en tristes realidades que nunca se asemejan al dulce momento de esa noche. Mi corazón la busca, pero ella no está conmigo. Puede que sea de otro, y posiblemente sea de otro ... Intento no quererla, pero ... mi alma no se contenta con intentar olvidarla. Mi alma se ha aficionado a ella, desde esa noche, ese sueño. Ese confuso momento, que se resolvía con un beso. Un beso, simple pero ... mágico. Como no amarla habiendo soñado eso ... pero no es mía.
Estrellas, la luna, ramas, sonidos a lo lejos ... un bosque, creo. Lugar idóneo para el sueño ... Allí sucedió, lo que deseo que pase cada día. Allí pasó. Pensar que no la tengo, sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ese sueño, ese trocito de maravilla. El canto a lo lejos se aleja ... se sigue alejando. Mi corazón la sigue buscando, pero ella vuelve a no estar conmigo. Los de entonces, ya no somos los mismos. De otro, será de otro. Pienso cada mañana al despertar ... En noches como esta, la tuve entre mis brazos, aunque mi alma no se contenta con haberla perdido ...
Aunque este sea el último dolor que ella me causa ... y estas las últimas línas que yo le escribo.



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